jueves, 26 de enero de 2012

Cariñenas de Porrera



Cuando abres una carta de vinos y recorres las referencias del Priorato, te pasan por la mente fotogramas de su estilo, potencia, Sol, madurez, austeridad, mineralidad, carnosidad, dureza, alcohol, sufrimiento. Sin embargo, cuando uno pisa las viñas viejas del Priorato, respira la grandeza de su porvenir y mas aun, si uno, tiene la oportunidad de probar el néctar de sus, a menudo minúsculos viñedos viejos de Porrera, mostrándonos fluidez, frescura,  emoción, sensibilidad, historia y sabiduría. Sobretodo por el cambio de dirección y de estilo que algunos jóvenes, estan realizando, para encontrar el espíritu del Priorato. Sabemos que los monjes de la Cartuja de Escaladei, ya hacían vino en el siglo XII, pero cuando abandonaron el Priorato en el 1835, se llevaron con ellos muchos de sus conocimientos. Por lo que todavía, falta por descubrir, parte del potencial del Priorato y el margen de cambio en su tipicidad.  Cambios, como cuando para buscar frescura en la garnacha, deciden hacer la poda en marzo, o rechazar la maduración fenólica, para vendimiar por su contenido en tartárico y el mas importante... el vino de parcela. Evidentemente hay grandes diferencias entre añadas, lo cual nos ayuda a entender su tipicidad.  La ventaja de la Cariñena es su acidez, por lo que la hace capaz de responder bien, delante de añadas calurosas y frias. Como el Pigat, una parcela con plantaciones de Cariñena y Garnacha en los años 1905, 1910, 1950 y alguna mas recientemente. Con diferentes exposiciones, pero en gran parte encarado hacia el Nordeste.
Tuve la oportunidad de probar la cariñena del 2000, 2008 y 2009, pertenecientes a la mezcla de cariñenas del Cims de Porrera, que Marc y Adrià Perez elaboran admirablemente desde el 2004.
El 2000 fue una añada calurosa, pero el vino se mantenia fresco y vivo sin dar motivos a pensar, que el vino tenia 12 años y provenia de un año calido.
El 2008 fue una añada fria y se mostraba fresco, floral, especiado, con una finura muy elegante, pero con la fuerza y el recorrido de un gran vino, y lo mas interesante, ese carácter salino, sinónimo de mineralidad, que se deja ver con mas facilidad en años fríos.
El 2009 fue una añada gruesa y poderosa y mostraba la madurez de su fruta, con peso y carnosidad, pero siempre enmarcado por su acidez y su gran recorrido.
Hay mas parcelas en Porrera con gran potencial, que todavía no se elaboran por separado, como La Tena, que pertenece a Clos Dominic, o La Rosa, que pertenece a Vall Llach. Algún día os aseguro que alguna la veremos embotellada. 



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